martes, 1 de marzo de 2011

AUNQUE NO LO VEAMOS, EL SOL SIEMPRE ESTÁ (vida cotidiana y Derechos Humanos).

1 marzo 2011 por Maria Claudia Cambi



Cuando daba clases de Derecho de las Obligaciones -en Rosario, Argentina, allá lejos y hace tiempo…- para demostrar a mis alumnos que el concepto de obligación no es una abstracción de los Códigos Civiles, que a cada momento realizamos hechos o actos jurídicos y generamos obligaciones, pedía que cuenten lo que habían hecho durante el día, desde esperar el transporte público junto a otra persona desconocida, comprar cigarrillos, conducir un auto, emitir una opinión sobre un tercero, etc.

Pues pasa lo mismo con los Derechos Humanos. No son una ficción. No son un listado de abstracciones en una Declaración. Tampoco son inalcanzables. Son tan cotidianos que podría decirse que son tangibles. Sólo necesitan que los tengamos en cuenta, que los usemos, que pensemos en ellos, que hablemos de ellos, que exijamos su cumplimento, que los respetemos, que discutamos sobre su alcance y aplicación a los casos concretos.

¿Hacemos el ejercicio que hacían mis alumnos de Derecho Civil? Empiezo yo:

Esta misma mañana, en no más de media hora dedicada a hojear la prensa y mirar las noticias, me encuentro:

a) Abro el periódico y leo las declaraciones de Monseñor Rouco Varela (el “jefe”de los Obispos de España) advirtiendo sobre la situación crítica del matrimonio en España, arremetiendo -como hace cada vez que puede y de forma obsesiva- contra el matrimonio igualitario (con más de cinco años de vigencia) y haciéndolo corresponsable -junto a las redes sociales- de la actual crisis económica, socio-política, cultural y ética, según sus propias palabras (o sea que la culpa de todo es de que los homosexuales puedan casarse y de la interacción en las redes sociales). Pues este señor, con sus declaraciones, está contrariando y haciendo apología de la violación del Artículo 16.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

Y si me apuran… también el Artículo 19 de la DUDH está siendo puesto en tela de juicio por este señor obispo:

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

b) Dejo el periódico y mientras me tomo unos mates escucho al pasar -en la tele- otras declaraciones, esta vez del Sr. Juan Rosell, el “jefe” de los empresarios españoles, a quien se le ha ocurrido que ”los políticos deberían ser menos y ganar más”, en un estupendísimo alarde de elitismo, plutocracia, oligarquía, o como se os ocurra llamarlo. Pues no Sr. Rosell, en un Estado ideal y utópico, todo ciudadano debería -al menos una vez- ostentar un cargo público, compartiendo las responsabilidades del ejercicio del poder. Debería haber precisamente lo contrario: más políticos, más cercanos, y cuyo fin no sea enriquecerse. En el Estado ideal y utópico un cargo público no debería ganar más de lo que gana atendiendo su actividad privada, o tener unos ingresos medios. Las afirmaciones de Juan Rosell no hacen más que contradecir expresamente el Artículo 21.1 y 21.2 de la DUDH:

1.Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2.Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
c) Terminan las noticias y comienza en la tele una entrevista al Dr. Rafael Matesanz, Director de la Organización Nacional de Transplantes. España es líder mundial en donación y transplante de órganos, gracias a la eficacia de un sistema que ya ha sido exportado y es ejemplo para muchos países. No sólo es el país con mayor número de donantes por habitante sino que -atención- tiene la más alta tasa de sobrevida. 20 puntos (si, leen bien) por encima de Estados Unidos. ¿A qué se debe la diferencia? Al sistema sanitario público español. No se debe a una mayor tecnología, ni siquiera a una diferencia relevante en cuanto a la preparación profesional respecto del país más poderoso del mundo. Sencillamente: una red sanitaria pública que garantiza al trasplantado el seguimiento y la atención adecuados, así como el suministro gratuito de los medicamentos durante toda su vida (algo que no existe en la gran potencia del mundo, y de lo que no todos somos conscientes). Pues eso, este SEÑOR (así, con mayúsculas) con sus declaraciones de hoy respaldando la sanidad pública y universal hizo por el Derecho Humano a la Salud contemplado por el artículo 25 de la DUDH mucho más de lo que cree.

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

“Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos… Son lo mejor de nosotros. Denles vida.” (Kofi Annan)

No olviden que -como dice una hermosa canción- están ahí, siempre, igual que el sol. Aún cuando no los veamos.

tomado de: DOS ORILLAS
Reflexiones, opiniones (y a veces berrinches), sobre la realidad diversa y común
http://dosorillas.wordpress.com/2011/03/01/aunque-no-lo-veamos-el-sol-siempre-esta-vida-cotidiana-y-derechos-humanos/

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