Etica en la Empresa

Códigos éticos, Auditorias sociales, Comités de ética, Memorias de Responsabilidad social, Informes de Buen gobierno... En los últimos años han proliferado estas herramientas de gestión ética ¿A que se debe este interés en las organizaciones? ¿Cómo puedo aplicar la ética a mi empresa u organización? ¿En qué consisten estas herramientas?
¿Qué es la ética aplicada?

La aplicación de la ética. De acuerdo con la definición de Ética, entre sus tareas principales no sólo están las de intentar aclarar en qué consiste lo moral y por qué tenemos que ser morales (fundamentación), sino que la ética se ocupa también de tratar de ver cómo aplicamos ese conocimiento a los distintos ámbitos de la vida social (aplicación): a la política, a la economía, a la empresa, a la medicina, a la ingeniería, al periodismo, etc.

Los bienes internos de la actividad. No basta con reflexionar sobre cómo aplicar los principios éticos a cada ámbito concreto, sino que es preciso tener en cuenta que cada tipo de actividad tiene sus propias exigencias morales y proporciona sus valores específicos. Para ello, la aplicación de los principios éticos no puede realizarse de una manera mecánica a los distintos campos de acción, sino que es necesario averiguar cuáles son los bienes internos que cada actividad debe aportar a la sociedad, o lo que es lo mismo, la finalidad específica que legitima y da sentido a cada profesión, y los valores y hábitos que es preciso incorporar para alcanzar esa finalidad. Así, podríamos definir la finalidad de la medicina como prevenir enfermedades y lesiones, aliviar el dolor y el sufrimiento, cuidar y curar a los enfermos; o la meta de la democracia como el gobierno del pueblo; la de la economía regular los intercambios para satisfacer necesidades humanas con calidad y justicia, etc.

La ética aplicada es interdisciplinar. Una de las cuestiones fundamentales de la ética aplicada es que la tarea de dilucidar los bienes internos de cada actividad no pueden hacerla los expertos en ética solos, ni tampoco los profesionales de manera individualizada. La fuerza de la ética aplicada es precisamente que consiste en un trabajo interdisciplinar entre expertos de cada campo (sanitarios, empresarios, periodistas, etc.) y expertos en ética.

Las ramas de la ética aplicada. Existen tres ramas principales de la ética aplicada, cada una de ellas con varias sub-ramas:

I. Ética aplicada a los sistemas. Se ocupa de los grandes sistemas que establecen el marco o las reglas del juego dentro de la sociedad. Las más desarrolladas en este ámbito son:

1. Ética de la política
2. Ética de la economía

II. Ética aplicada a las organizaciones. Se ocupa de los grupos de personas unidas coordinadamente para la realización de un fin. Habitualmente se distinguen:

1. Ética de la Administración pública
2. Ética de la empresa
3. Ética del voluntariado

III. Ética aplicada a las profesiones. Con independencia de la organización en la que uno trabaje, la ética aplicada a las distintas profesiones se ocupa de ver el bien interno de cada una de ellas, los problemas éticos propios y cómo asumir unos valores para conseguir ese fin. La ética de las profesiones es aplicable a todas las profesiones, pero algunas donde ya se ha trabajado ampliamente son:

1. Bioética
2. Ética de la judicatura y de la abogacía
3. Ética del periodismo
4. Ética de la ingeniería
5. Ética de la informática
6. Ética de la arquitectura
7. Ética del deporte
8. Ética de la investigación
9. Ética del arte
10. Ética de la educación

Modelos de aplicación. Existen distintos modelos de aplicación de la ética:

El modelo deductivo (o Casuística 1). Así es como se conoce el modelo de aplicación que parte de unos axiomas claros o definidos desde los que, de manera deductiva, se extraen las conclusiones a cada problema. El problema es que este principio parte de la idea de que la ética cuenta con unos principios claros que se pueden aplicar del mismo modo a los casos concretos, y esto no es siempre así.

El modelo inductivo (o casuística 2). En este modelo la aplicación o solución de los conflictos en cada caso concreto no se alcanza por la aplicación de axiomas postulados a priori, sino por el criterio convergente de todas las personas, es decir, desde la experiencia. La ventaja de este modelo frente al anterior es que recoge los pasos de un método que ya funciona con excelentes resultados, como ocurre por ejemplo en la bioética, donde el acuerdo sobre los principios que rigen la actividad es bastante elevado. Pero es necesario reflexionar también sobre los fundamentos de la actividad en cuestión y sobre la posibilidad de principios éticos universales, pues tampoco es cierto que no exista ninguno.

Hermenéutica crítica. El modelo de la hermenéutica crítica, que defiende la Escuela de Valencia dirigida por Adela Cortina, defiende que el modo más adecuado de realizar la aplicación es tomando ambos modelos a la vez. Por un lado, acercarse al problema con una teoría bien razonada y, por el otro, a partir de los debates que ya se están produciendo en la realidad, conocer las conclusiones a las que han llegado los que viven esos problemas día a día.



¿Cómo aplicar la ética a la empresa?


Las reflexiones sobre la ética de la empresa de las últimas décadas se han ido plasmando en una serie de herramientas cuyo objetivo es elevar el nivel ético de las empresas.

La función de los expertos en ética aplicada a las organizaciones es ofrecer asesoramiento y directrices que ayuden a la solución de problemas prácticos y a la toma de buenas decisiones en los diversos procesos de la actividad empresarial.

Como afirma Adela cortina, parafraseando a I. Kant, en la ética de los negocios y las organizaciones “los marcos éticos sin herramientas para integrarlos en la vida cotidiana están vacios, y las herramientas sin marcos están ciegas”, es decir, tanto la fundamentación como la aplicación de la ética a la empresa son elementos fundamentales.

Existen diversos caminos para integrar la dimensión ética en las organizaciones, pero se escoja el que se escoja la coherencia y consistencia son las cualidades básicas de cualquier iniciativa ética que pretenda la mejora ética de la organización.

Existen tres instrumentos fundamentales:

Código Ético: documento formal donde se expresan los valores de la empresa y los compromisos adquiridos que deben guiar la actividad de las personas de la organización. El código ético debe ser una reflexión conjunta, no impuesta, de la organización, lo cual implica un proceso participativo y dialogado de toma de conciencia de responsabilidades de los miembros de la misma. En definitiva, es un documento que manifiesta el conjunto de valores que guía la conducta de la organización y orienta a sus miembros en la toma de decisiones.

Comité de ética: el objetivo de un comité de ética es convertirse en un espacio de diálogo y deliberación para el seguimiento y control de los compromisos adquiridos en el código ético, así como la búsqueda de intereses comunes y universalizables. El comité de ética tiene también la función de asesorar en la búsqueda de soluciones a los dilemas éticos y, como grupo independiente, tener en cuenta los intereses de todos los stakeholders de la empresa. Para funcionar correctamente, los comités de ética deben estar compuestos por personas que representen a todos los estamentos de la empresa y a todos los grupos de interés y ser multidisciplinares.

Auditoría ética: más allá de la información económica, es importante en la empresa valorar el cumplimiento del comportamiento ético de la empresa y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Las Auditorías éticas y sociales han emergido en los últimos años como una herramienta fundamental en un doble sentido: como mecanismo decisivo para responder a la mayor exigencia de transparencia, y como herramienta para la dirección de las organizaciones en un entorno de mayor complejidad económica, social y cultural. A través de este sistema de información pública se argumenta la transparencia y credibilidad de la apuesta ética de la empresa, equilibrando los componentes sociales, económicos y medioambientales de la organización.

Además de estas tres herramientas básicas, existen otros instrumentos que acercan a la empresa a una gestión ética y responsable, como son:

Formación en ética: la formación en ética empresarial y gestión ética de las organizaciones es un elemento básico y primordial para implementar la responsabilidad social y el comportamiento ético en cualquier ámbito, sea público o privado. Los programas de formación ética se adaptan y orientan a los distintos públicos: empresarios y directivos, estudiantes universitarios y de postgrado, etc., ofreciendo los conceptos y herramientas básicas para orientar la acción.

Informe Anual de Buen Gobierno: los informes anuales de Buen Gobierno Corporativo recogen una revisión y evaluación del cumplimiento del Código de Buen Gobierno de las organizaciones, y de sus políticas y prácticas en esta materia. Son una excelente herramienta para incrementar la confianza de los asociados, proveedores, trabajadores y la sociedad en general, hacia los órganos de gobierno y la dirección de la organización.

Informe Anual de Responsabilidad Social de la Empresa: uno de los requisitos fundamentales de la responsabilidad social es la transparencia y la comunicación. La empresa debe hacer públicos los compromisos adquiridos y justificar los pasos que está dando ante sus distintos grupos de interés. El Informe o Memoria Anual de RSE, aunque no es la única herramienta de comunicación que la empresa tiene a su alcance, es una de las más utilizadas, adaptándola en formato y contenido a las necesidades de cada empresa u organización, y a los distintos grupos de interés según los estándares más reconocidos para ello, como el Global Reportive Initiative, GRI.

Políticas de Responsabilidad Social: la responsabilidad social debe integrarse en el funcionamiento cotidiano de todas las áreas y tareas de la organización. Para ello, es necesario una política de gestión que integre la RSC en el día a día de la empresa estableciendo un sistema de seguimiento y control de los indicadores económicos, sociales y medioambientales, y que permita un diálogo continuado con les diferentes grupos de interés.

Tomado de la web de la Fundacion Etnor
www.etnor.org